jueves, 8 de marzo de 2018

YO NO SOY

Una vez escribí que ser mujer en el Perú es una maldición. Cuando lo leyeron sonó exagerado, hasta se rieron...pues bueno, a todas las mujeres nos matan, nos violan, nos ignoran o nos menosprecian. Inspirada por los manifiestos del Comando Plath (grupo de artistas feministas),principalmente en el primer manifiesto de dicho grupo, y por experiencia personal quiero reflejar con estas líneas sobre lo que sufren miles de mujeres en un espacio donde supuestamente somos libres: las calles.


Yo no soy tu "Buenas carnes"
tu desconocida vestida de rojo que va a torear toros
tu "guapa" de quien te aprovechaste mientras escuchaba música en mi celular en plena avenida,
ni tu "novia" a quien gritabas al bajar del vehículo.

Ya no soy aquella amiga que te perdonó el "error" de tocarme las nalgas estando borracho,
la miedosa de la combi que negó haber sido tocada,
el objeto de burlas por usar minifaldas
ni la que te dejabas abrazar para subir a un bus.

No soy tu disfrute sexual, ni mis amigas tampoco
no quiero subirme a tu carro, ni que me des un aventón,
no soy tu "amiga" para que me lleves en tu combi
porque yo no te llamé para tal servicio.

Yo no soy "mi amor", ni aquella colegiala 
que regalaste una rosa de lazo 
y acariciaste la mejilla.

Ya no soy aquella adolescente con quien bromeabas a asaltarme
ni que me escondía por si vendrías a acosarme.
Tampoco soy aquella guapa que llamaste desde tu carro
en la biblioteca de San Marcos.

Ya no soy eso,
no soy aquella quien le tiene miedo;
aunque me callo, es cierto
y me arrepiento por eso:
por no encararte y por aceptar que tienes el poder.

Pero eso ya se acabó, 
porque ahora ya no tendré miedo de enfrentarte.

lunes, 5 de marzo de 2018

EL NIÑO MUERTO DE PETER PAN

A Rafael

Sabías al momento de ingresar a este empleo que te acostumbrarás a mandar malas noticias. Sabías que meterte en el oficio te causará problemas. Sabías que al ingresar a este mundo te acostumbrarás a ver muertos hasta en sueños, pero como buen masoquista seguirás ahí, tal vez atrapado por la sensación orgásmica de tener una pistola en la mano, ver ojos mirando a la nada tirados en el piso y sangre chorreada en todo el cuerpo parecido a una porno hardcore. Sabías todo esto pero a ti te valió un pepino todo.
Ahora vas a paso lento a una quinta de casas pre fabricadas y de triplay para anunciar la mala nueva. Ahora tienes miedo, miedo de cómo reaccionarán. Ya no sientes ese placer sádico de oír gemir a la gente, por tu mente ya no se te cruza pasar el tiempo en las esquinas con las flaquitas de  tu barrio que no pasan de los dieciséis años pero con la edad suficiente para darles un rico cache y que giman como gatas en plena metida que siempre oyes en las noches en tu techo.
¿Por qué yo?, piensas mientras te acercas a la puerta principal de la quinta. Dices que no es justo que sin derecho a votación te elijan para decir la noticia. Siempre te agarran para eso, como tienes buena labia al toque te señalan y tú, como huevón, no puedes decirle que no al jefe.
Aún recuerdas esa escena terrorífica: sangre en la cabeza, el cuerpo en el piso, bocabajo. Sí, esa misma escena que al mismo tiempo te producía éxtasis, y mejor si le añades tu coca para elevar la experiencia. Caminas entre los niños que juegan a la pelota o con sus pistolitas de juguetes a los policías y ladrones siguiendo en tu mente la imagen desgarradora, ver que no eres intocable, que ni Dios ni Sarita Colonia lo pudo proteger. Piensas que él se jodió la vida por sí solo, que nadie lo obligó a juntarse con ustedes, que él decidió ayudarlos para recoger mercancía en el barrio rival. Juraron que lo iban a proteger,  le dijeron miles de veces que no le pasaría nada, que si estaba con ustedes estaba con Dios, que la policía no se enterará de esto; le dijeron los riesgos de la misión y él aceptó.
No es tu culpa, piensas estando frente a la casa.
Ahora tienes miedo. Ya se fue aquel sádico que le excitaba matar gente, aquel devoto protegido por Dios, en el que su grupo está protegido por una mano divina. Ahora ya sabes que aquel relato lejano de la muerte llegó: pisaste tierra.
Como un niño que teme decir la verdad de que ha roto algo tocas la puerta con nerviosismo, a los segundos te abre, sale del cuarto una mujer de unos cincuenta, te mira, sabe quién eres, pregunta qué es lo que quieres, te quedas en silencio por unos minutos, recordando lo que te dijeron y cómo decirlo. Tienes miedo. La seño’ pregunta por su bebé, sientes algo en el pecho: se llama culpa. No lo aguantas y lo dices de frente:
-Su hijo ha muerto
Antes que ella responda te fuiste sin antes decirle sus respectivas condolencias, te vas rápido del lugar, tapándote con la gorra y antes de pisar la calle oyes el grito desesperado de una madre que perdió a su hijo, ves a los vecinos correr en dirección a la casa, miras de reojo la escena que acabas de cometer y con total remordimiento te largas cuan rata de desagüe, llorando en silencio.

MICRORRELATOS II

COMIDA

Él se ríe de mí por comer rápido; yo me río de él por su estúpida idea de mejorar la raza.




PIROPO

-Hola guapa
-Soy hombre




ODIO LAS RISAS

Había una vez un niño llamado Edward que se sentaba a mi costado. En ese tiempo simulaba que mis lápices de colores eran unas muñecas, él se burló de mí.
El único recuerdo de ese pendejo es su risa estruendosa.



BAJA AUTOESTIMA

2004 fue la época de los slams. Como toda niña que sigue modas me conseguí un cuaderno de esos.
Lo único que recuerdo fue un “¡Eres fea!” junto a un dibujo primitivo.
Eso, inconscientemente, me marcó de por vida.



ES IMPOSIBLE ACEPTAR UN PERDÓN

Odiaba las catequesis, es más, odiaba la muchedumbre. Un día de catequesis había una dinámica de escribir lo que piensas del otro.
Una chica me escribió FEA en mayúsculas. Fue horrible.



ESPECTADORA

Definición de amistad: dos amigas que no se vieron en años conversando sobre sus hijos sabiendo que se odiaron hace años por un niñato…que ni guapo era.




GÉNESIS

Cuarto grado de primaria; empecé a odiar.




ANSIAS PSICÓPATAS

“Moléstame de nuevo y juro que te cortaré el pene un día”… ¿Por qué mierda no dije eso ante las burlas de los pendejos en el colegio?



DROGA

El placer orgásmico que me da una taza de café caliente no me lo puede dar ningún hombre.

domingo, 4 de marzo de 2018

CITA NÚMERO UNO DEL MES


Además de ficción y opiniones sobre temas de interés, decido publicar citas de películas, series y/o animes.

La cita de hoy es de la película La sonrisa de Mona Lisa.

PD: espacio libre para comentar.

sábado, 3 de marzo de 2018

DE PASEO

Decido mensajearte. "¿Estás libre?" "Sí." "¿Quieres ir a pasear?" "Ok."

Me despido de mi familia, mi hermano y mi mami ya saben que te veré; no les queda otra opción que aceptar mi decisión a pesar de sus claras expresiones de negativa. Camino en dirección al paradero de la combi, cubriendo cuatro o cinco cuadras en diez minutos, mirando adultos caminar, familias reunidas afuera de sus hogares, los borrachos afuera de una antigua bodega, los amigos conversando en las esquinas y los perros oliéndose entre sí. Subo a la combi blanco de franja violeta, pasa una hora de viaje interprovincial, voy a nuestro punto de encuentro en la Plaza Dos de Mayo, mirando las casonas incluidas la afectada por el incendio descubriendo el material de madera como un esqueleto. Camino en dirección al edificio de la CGTP y me paro delante del poste de luz, espero 15 minutos mirando a cada transeúnte que pasa por la esquina frente al punto de encuentro y soportando las náuseas de los nervios, al final te apareces, beso en la mejilla, beso en la mejilla.

"¿Qué tal?"

"Aquí". "Gracias por venir". Sonríes. Te digo para ir a Miraflores, aceptas sin rechistar. Caminamos a Tacna a un paradero del corredor azul, subimos al bus y conversamos de nuestras vidas: que mis prácticas en la biblioteca del CELACP me va bien, que estás dictando clases particulares a chicos y chicas de otras universidades, que aún no me siento bien al lado de mi amiga, que tus amigos te piden ayuda con los estudios, que aún estoy en cero con el marco teórico y tú aún sigues averiguando la cuarta dimensión. Bajamos en el óvalo, preguntas por el parque donde se ubican los gatos, te digo que estamos ahí, te asombras y se te escapa una sonrisa, a mí se aparece una; creo que es un acto involuntario, te digo para seguir caminando y dices que sí, así que caminamos por toda Larco, pasando Benavides, las librerías Crisol y SBS, en el camino me compro una gaseosa, avanzamos por los cafés y los restaurantes, Bembos y las casas de cambios a la vez que seguimos conversando sobre lo mismo de nuestros días. Cuando llegamos a Larcomar te digo para caminar por todo el malecón como yendo en dirección al Lugar de la Memoria, dices " Ok": caminamos.

"No es que la odie". Sorbo de Coca Cola. "No la quiero ver. Si la veo me quiero lanzar del puente". Le señalo el Villena. "Me quiero suicidar".

"Ya hablamos de eso".

Tus ojos demuestran preocupación. Volverás a decirme que soy especial para ti, que me quieres viva. Palabras que son sinceras para ti, pero para mí no, lo dices para controlarme; no te siento sincero. Si es así entonces porqué te sigo hablando, por qué sigo repitiéndome que eres mi amigo, porqué quiero que me abraces, si ya sé que todo lo que sale de ti es falso.

"Evítala. No me gusta verte así, no me gusta verte llorar". Porque te harta, conozco tu expresión cuando me ves llorar. Admítelo, te harta, te enojas, te aburres de mí.

Vuelvo a ver el Villena, sabes donde miro y me sigues.

"Para eso están las paredes, para que locas como tú no se quiten la vida".
¿Cómo diablos haces para hacerme reír? ¿En qué momento tus huevadas me dan risa?

Me acerco a las paredes plásticas del Villena, trato de mirar la Bajada Balta, los carros último modelo brillantes de colores serios-rojo, azul, negro, gris-llenan la autopista a la Costa Verde, la hierba y las flores fucsias alegran el acantilado donde personas por distintos motivos decidieron quitarse la vida. Me acuerdo del primer capítulo de un libro de Carmen Ollé. Habla del Villena y las personas que saltaron de ahí, los llama ángeles. Tal vez ángeles de la muerte. Sigo mirando la bajada y el mar azul contaminado de la playa hasta que oigo tu risa.

"Estás loca". ¿Cómo esa palabra que en mis épocas escolares fue un insulto me da risa? ¿Tal vez porque eres tú quien me lo dice?

"Me halagas". Sale una sonrisa cómplice.

"¿Aún quieres matarte?"

"Nah, a final de cuentas soy una cobarde".

"Lástima".

Sabía que me quieres ver muerta. ¿En serio decir eso me da risa? ¿Sabiendo que en el fondo me decepciona? Y pensar que hace unos minutos me querías viva.

"Me arrepentí".

"Jajaja".

"Solo evítala. Si no la quieres ver, no lo hagas".

"Meh". Otro sorbo a la Coca. "¿Crees que deba perdonarla?"

"Eso sólo puedes decidirlo tú".

"Es que no sé... Aún no lo olvido...me pidió disculpas y la perdoné porque ya pero después de lo sucedido la semana pasada como que...y ahora cuando hablamos todos los del salón en un chat grupal, cuando ella habla como que aggg, no la quiero ver: la quiero tratar mal, pero sé que si lo hago me sentiré horrible".

"No me parece bien que hagas eso".

"¡Exacto! Pero no la quiero ver. Estaré bien...pero si la veo siento que ese enojo volverá".

"Entonces no la veas".

"Odio esto".

Seguimos caminando por el malecón, pasando el Parque del Amor y el faro. Te agarro de la mano, te dejas. Me apego a tu cuerpo, te dejas. Te agarro del brazo, no te quejas. Entonces cuando me dijiste que cumples todos mis caprichos era cierto. Te huelo, tienes un aroma tan particular que me gusta. Siempre ha sido así desde que te conozco. Tal vez esa sea el motivo por el cual sigo a tu lado. Culpo a tus feromonas por deleitar mi olfato durante muchos años. Sigo hablando y sigues en silencio. Siempre dices "sí", "ok" o te ríes. Lo mismo sucede cuando hablas. Me apego más a tu cuerpo, mis pensamientos suicidas se desvanecen.

"Te extrañé".

"Yo también".

"Eres el mejor y lo sabes".

"Así decidas ya no hablarme siempre estaré a tu lado".

"Eso sonó a acoso...y a un psicópata".

Reímos. Otro sorbo a la Coca.

"Gracias por venir". Estoy muy cerca de tu boca. Si supieras cuantos versos y adjetivos le dediqué a esa boca. Quiero besarte, pero me contengo. Sabes que quiero besarte pero desde la última vez que hablamos respetaste mi decisión.

"Para eso están los amigos".

"¿Ya te he dicho que eres el mejor?"

"Sí".

Me alejo de tu boca y seguimos caminando en el malecón, creo que llegamos al inicio de la avenida Pardo o antes, dejando atrás mis deseos suicidas, mi desagrado hacia mi amiga, la Coca Cola en la basura y mis ganas de volver a besarte.

Al llegar a uno de los tantos parques que hay por ahí te dije para sentarnos en una banca porque mis pies empiezan a doler, aceptas, nos sentamos en una banca con vista al mar, las gaviotas vuelan sobre el malecón, con el cielo azul de la tarde y la hierba con las flores de diferentes colores creando un perfecto contexto para un paseo de dos amigos que se conocen de hace tiempo. Miramos el mar, el aire desordena mi cabello, respiro a profundidad y me calmo. Al final me atrevo a preguntarle:

"¿Y serás mi acompañante en mi graduación?"

"No me gusta usar terno".

LO QUE ME ENCONTRÉ HOY EN ARENALES

Esto no es ficción, en solo pocas líneas resumiré lo que vi hoy en mi quinta (o sexta) visita a Arenales: BTS.

Polos de BTS, posters de BTS, tazas de BTS, billeteras, canciones, Armys.

Arenales, en cuanto al Kpop, se volvió Army...y Blink, Once, EXO-L...pero más Army.

viernes, 2 de marzo de 2018

QUIERO POSAR COMO UNA MODELO

Quiero posar como una modelo, con el vestido negro recién comprado, posando detrás de un árbol, como en las fotos del primer álbum de Taeyeon. Mostrar mi cara de póquer, la única que me sale, en las contraportadas y debajo una pequeña biografía de una chica sin futuro ni sentido en su vida.

Escribo esto mientras mi útero empieza a molestar: es la menstruación, el signo que me salvé de un embarazo. El dolor me recuerda que me salvé de sentir patadas en el vientre meses después, que me recuerda que mi media hora de sexo con el inmaduro de mi pareja en un hotel de paso de veinte soles no fue en vano.

Quiero mostrar mi seriedad al mundo, que sonreír frente a una cámara no es lo mío, mostrar inocencia en mis ojos pero sensualidad en la pose: como una femme fatale. Miles de posturas vienen a la cabeza y de paso mi etapa de modelo infantil...solo dos pasarelas en un colegio y de recuerdo una foto de una niña mirando al suelo, tratando de no cometer un pequeño error.

Pienso en eso y lo quiero hacer en un parque, que el viento cubra la cara, posar como una idol coreana para la promoción de su álbum...quiero eso...si no estuviera gorda.